martes, 18 de diciembre de 2007

Bogotá, eje de las inversiones en 2007

Invest in Bogotá es una entidad de la Alcaldía Mayor y la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) que funciona como agencia de promoción de atracción de inversiones desde hace un año. Por medio de la organización, en 2007 se concretaron inversiones por más de 140 millones de dólares, según una información de la Cámara.
Entre las empresas que figuran se destacan Grupo Roble - Marriott, Henkel KGaA, Multivoice, Unísono, Bookpros y Vichara. Se trata de empresas de turismo, cosméticos, diseño gráfico, call center y software, provenientes de Alemania, Argentina, Estados Unidos, España y El Salvador.
La presidenta de la CCB, María Fernanda Campo, dijo en el comunicado que las inversiones realizadas generarán cerca de 2.200 empleos en los próximos tres años. “Esperamos lograr rápidamente el posicionamiento de Bogotá como un destino de inversiones para servicios para la exportación, manufactura de valor agregado, y agroindustria”, agregó.
El propósito en 2008 de Invest in Bogotá es realizar ocho campañas en el exterior, especialmente en Estados Unidos y Europa.

Las empresas
El Grupo Roble de El Salvador inició la construcción de un hotel Marriott. Su gerente comercial, Nicolás Llano, dijo que están construyendo dos complejos hoteleros que estarán listos en los primeros meses de 2009 con una inversión cercana a los 130 millones de dólares.
De Argentina llegó la empresa Multivoice y de España Unísono. Ambas se dedican a los servicios de call center. En el caso de Unísono, en 2008 esperan generar 700 puestos de trabajo con una inversión inicial 1.300 millones de pesos, según su gerente, Ana Isabel Iglesias.
Otra de las firmas que se instaló en Bogotá es Bookpros, especializada en diseño gráfico para editoriales y originaria de Estados Unidos. Su gerente, Germán Suárez, dijo que en la ciudad se encuentran diseñadores talentosos y facilidades para constituir la empresa. “En los próximos tres años invertiremos un millón de dólares y generaremos 26 nuevos empleos en la ciudad”, dijo Suárez, citado en la información remitida por la Cámara de Comercio de Bogotá.

martes, 11 de diciembre de 2007

Estrategias que pueden afectar una marca

El primero de diciembre me encontré con una sorpresiva promoción a la que no pude escapar. Se trataba de una rebaja generalizada en los zapatos y accesorios que comercializa la empresa Spring Step.
Según me dijeron los vendedores, era la primera vez que hacían esa promoción.
En efecto, se trataba de una estrategia que generó tal interés de los consumidores que era necesario hacer fila para entrar al establecimiento. Pero el ingreso era lo de menos, si uno como cliente cree que en verdad existen las promociones y si está dispuesto a hacer lo que sea necesario para comprar.
En el caso del almacén de calzado, las ofertas fueron muy tentadoras, pero se notó una deficiente logística para atender a los clientes. Aunque pude comprar lo que me interesó, al momento del pago no había un procedimiento sencillo que el cliente entendiera para entregar su dinero y recibir la mercancía (la fila de afuera era casi la misma que había para pagar).
En medio de tal movimiento, no verifiqué el producto que me estaban vendiendo, sólo me medí un zapato y supuse que el otro estaría en óptimas condiciones, con tan mala suerte que me dieron un par con dos calzados derechos. (Afortunadamente no sucedió lo mismo con dos pares de zapatos que compré para mi hija).
Pero el error, a mi juicio, puede perdonarse porque en últimas, como consumidor debí fijarme en el bien que estuviera adquiriendo. Sin embargo, las dificultades asomaron cuando fui a hacer el reclamo. ¡Qué dolor de cabeza!, para mi y, creo que para los directivos de la empresa, pues perdieron un cliente, sin contar todos los casos similares al mío y en los que no hubo una respuesta oportuna.
Bueno, continuando con la historia, al hacer el reclamo en el almacén lo primero que me pidieron fue la respectiva factura, la cual nunca recibí. Se preguntarán, ¿cómo pude salir del establecimiento? Por la compra, me dieron un recibo en el que se relacionaron los dos pares de zapatos que compré para mi hija y a la salida sólo miraron, sin tanto detalle, que llevara “algo que se pareciera a la factura y a la bolsa en la que estaban los zapatos”. Por esa razón, salí sin ningún problema.
Al no tener dicho “papel”, lo primero que me dijo el vendedor es que no podía hacer ningún reclamo, sin embargo, me presentó a su jefe directo, quien acudió a un representante de la empresa fabricante del calzado que se encontraba en el establecimiento. Esta persona, en un tono agresivo me dijo que si no tenía factura era porque yo había sacado los zapatos del almacén sin pagar (en pocas palabras, me los robé, y es más, tuve el descaro de devolverme a hacer el reclamo por un producto robado). Consecuente con tal afirmación, me puse molesto y le dije al vendedor que estaba equivocado, que no tenía por qué saber si Spring Step me entregó la factura correcta, y más cuando se trataba de un almacén abarrotado de consumidores y en el que no había una organización apropiada para atender a los clientes, por lo menos para tramitar el pago de los productos de una manera ordenada.
El vendedor optó por bajarle el tono a su respuesta, argumentando que no había querido ofenderme, que entendiera su situación, que era la primera vez que la empresa hacía una promoción de esa magnitud, que había mucha gente y desorganización. Sin embargo, acomedidamente buscó una solución, aunque con muchas “piedras en el camino”, pues él tampoco tenía una prueba de mi factura. Tampoco la tenía el administrador del almacén. Al final, indagando entre los cajeros pudieron ubicar la copia de un recibo que tenía, según me explicaron, la persona que maneja bodega. Esa fue la prueba para que me entregaran el zapato correcto y de paso, para aclararme, como si fuera una cuña publicitaria, que la mercancía en promoción no tiene cambio. Supongo que por lo menos tengo derecho a exigir la garantía.
Esa experiencia me hizo reflexionar acerca de lo que puede ser una estrategia desacertada y que finalmente puede afectar el buen nombre de una marca. Creo que no volveré a comprar en ese establecimiento.
Todos los días las personas compran bienes o pagan por diferentes servicios, pero en ocasiones la transacción no cumple con las expectativas esperadas. Pueden ser varias las explicaciones a la hora de hacer algún tipo de reclamo ante el vendedor o la organización que presta el servicio, pero más allá de que la situación sea resuelta, siempre queda un "mal sabor" por parte del cliente.

¿Cómo resolverlo?
Para las empresas, un adecuado servicio al cliente, el uso de sistemas de calidad y estrategias de mercadeo, entre otros aspectos, pueden ser herramientas prácticas que van en beneficio de su propio negocio.
Para el consumidor, resolver una situación de ese tipo es más complejo debido a que, en todo caso, está sujeto a la respuesta que dé el vendedor. En algunos ocasiones puede ser favorable, pero en otros no.